sábado, 28 de noviembre de 2009

Plumbeus Mundi



Tras la publicación de la biografía resumida y parcial de John Blanche he recibido algunas peticiones para que mostrara algo de su trabajo con las miniaturas de plomo. Lamentablemente es muy difícil encontrar material referido al momento cronológico en el que nos hallamos en la historia de GW. Al fin y al cabo de estos tiempos sus proyectos pertenecen exclusivamente a su colección privada. No obstante tras la insistencia de algunos amigos y por mi propia impaciencia, y como colofón a este artículo Personaje GW, hoy viramos el rumbo de la nave y retornamos a Albion y a su biblioteca, donde en una de sus más recónditas mazmorras están encerrados ciertos conocimientos prohibidos que hoy vamos a compartir con vosotros.

Para empezar una colaboración con el escultor Aly Morrison donde usando un viejo engendro de la marca Asgard Miniatures, crean unos muy originales Mutantes del Caos:













El siguiente diorama donde una legión de No Muertos asalta una fortaleza enana apareció en el reglamento de Warhammer Fantasy en su tercera edición, donde se atribuía erróneamente a Gary Chalk. Hasta hace pocos años podía admirarse en el Warhammer World, desconozco si sigue allí:






























Para terminar este pequeño adelanto de lo que llegará a ser la producción miniaturística de John y por lo tanto de Citadel, un Cíclope y un Troll con estandarte:


En las próximas entradas recuperamos el hilo de la historia, continuaremos analizando la evolución de la revista White Dwarf y de los próximos eventos Made in Workshop.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

John Blanche (2ª parte)



Continuamos con la biografía de John Blanche.

Su primera experiencia laboral fue de lo más atípica, construyendo dioramas de batallas históricas para el Nottinghamshire Education Authority en una casa solariega de estilo Georgiano en lo profundo de un bosque, también dibujaba escenas de la vida salvaje y ayudaba en su labor a un taxidermista. Todo esto fue un gran campo de aprendizaje en su evolución artística. Pero durante aquel tiempo dejó parcialmente de lado la fantasía al sentirse desengañado por las lecciones aprendidas en la escuela de arte.
Sin embargo a mediados de los años setenta comenzó un creciente interés por los mundos de fantasía y John al descubrir que había gente ganándose la vida publicando sus propios trabajos decidió hacer uso de su tiempo libre para plasmar su particular estilo sobre el papel y empezar a ofrecerlo a varias editoriales.
En 1976 comienza a trabajar como ilustrador freelance y vive casi en exclusiva de sus obras para las editoriales Paper Tiger y Dragon’s Dream, ambas pertenecientes a Roger Dean, de quien John decía que era realmente entusiasta y muy amigable. A esta época pertenecen sus primeros trabajos en las portadas o arte interior de varios libros como, “The Prince and the Woodcutter” de Henry Wolff.
También se ve envuelto en la producción del ambicioso proyecto de la editorial de Mitchell Beazley, “Bestiario de Tolkien”, firmado por David Day, donde incluye cinco magníficas láminas.
Es durante este proyecto, en las oficinas de la editorial en Londres, donde conocerá por primera vez a otro gran artista de la historia de GW, Ian Miller. Aunque este primer encuentro, producido en un ascensor, se limitaría a un escueto -¿Qué hay?-


Su primera aproximación al mundo profesional de la producción de miniaturas fue como diseñador conceptual, con sus ilustraciones, para la marca Garrison dentro de la gama “Sword and Sorcery”.

También pertenece a esta época el uso de sus diseños del Sol y la Luna Malvados.

Y naturalmente no podemos dejar de mencionar los trabajos encargados por Games Workshop. En un primer momento la portada del número 4 de la revista White Dwarf y la del Dungeons & Dragons en su versión británica. Y posteriormente la primera portada a color de la mencionada revista en su número 7, así como otras portadas venideras y una gran cantidad de ilustraciones para sus páginas interiores.


Hasta aquí la biografía de John. Naturalmente aún queda mucho material sobre su trabajo por descubrir, pero lo conoceremos poco a poco conforme avancemos en la historia general.


Ilustraciones superiores: izquierda, portada White Dwarf 4; derecha, The Sentinel
Ilustraciones inferiores: izquierda, arte interior; derecha, original D&D británico actualmente encolección privada
Foto inferior: diorama No Muertos actualmente en Warhammer World

sábado, 14 de noviembre de 2009

John Blanche (1ª parte)



En anteriores entradas hemos nombrado al artista John Blanche por su trabajo en varios productos primigenios de GW, entre ellos un par de portadas de la revista White Dwarf o la del D&D británico. Hoy, inaugurando una nueva serie de artículos dedicados a importantes miembros “fundadores” de la empresa, lo conoceremos algo mejor:

John nace en un Otoño particularmente frío a principios de los años 50, en Inglaterra.
Sus primeros años no podían haber sido menos propicios a la hora de generar un artista. El mundo más allá de las ventanas de su casa era gris y desapacible, aburrido y aquejado de las restricciones de la posguerra. Las calles en las ciudades del Sur del país estaban plagadas de solares donde habían caído las bombas de la Luftwaffe, y una constante neblina de polución, generada por la quema de carbón, parecía envolverlo todo, dando un aspecto sucio y triste a los edificios y a la propia gente. Había nacido en el seno de una familia de clase media trabajadora, algo muy diferente de la clase pudiente donde habitualmente germinaba el sector artístico inglés, con sus jóvenes de Escuela de Arte y sus viajes por Europa recorriendo los mejores museos. Era un ambiente que parecía sacado de una novela de Charles Dickens, y sin embargo, este sería un tipo de entorno que marcaría toda su obra futura y el concepto que en su conciencia se formaría de la Fantasía reflejándose en su trabajo y en la labor conceptual que habría de llegar.
Mientras tanto en el hogar de John se sucedían las más alucinantes aventuras. Él era un niño imaginativo y despierto, al que una simple enciclopedia lo transportaba a la era prehistórica de los hombres de las cavernas y las películas de héroes como Errol Flyn le hacían soñar con grandes hazañas. Además comenzaba a hacer sus primeros pinitos en el mundo de la ilustración, donde con unos lápices de colores y unos rollos de viejo papel de pared, desechado de su propia casa, recreaba grandes batallas entre romanos, griegos y vikingos. Con ocho años sus padres le habían regalado unos caballeros cruzados de juguete de la marca Timpo, con los cuáles imaginaba las Cruzadas a Tierra Santa y sobre los que John había comenzado a demostrar un prematuro interés por el pintado de miniaturas, aunque fuera con un solo color, el plateado de Humbrol.
Más adelante este interés le llevaría a adquirir miniaturas de la marca Airfix, de las que acabó teniendo varios ejércitos, el más grande de ellos, con más de 1000 piezas, perteneciente a la Guerra Civil Americana. Sin embargo su primer acercamiento serio a los wargames fue con una horda de godos transformada a partir de figuras de britones antiguos y de caballería de los EEUU también de la marca Airfix.

Los años sesenta, no obstante, hicieron su aparición con una explosión de colores fluorescentes y un ambiente estudiantil más permisivo y abierto, posiblemente debido a la aparición del movimiento hippy. Durante su periodo en la escuela de educación secundaria descubriría el arte y sus distintos movimientos; y este hallazgo le llevaría a presentar su ingreso en una Escuela de Arte donde, tras mucho esfuerzo, logró una plaza (las notas que había que presentar eran muy altas o bien habías de ser el retoño de un viejo árbol genealógico con las raíces hundidas en un rancio abolengo).
No obstante allí sufriría algunos desencantos ya que la palabra en boga de la época era el Existencialismo. Él no sabía lo que era eso, y lo cierto es que los que tanto lo nombraban tampoco sabían explicarle de lo que hablaban. Los pseudo intelectuales se habían adueñado de las aulas.
John solo quería dibujar y que le enseñaran a hacerlo permitiéndole expresar las ideas que inundaban su cabeza con libertad, pero lo que en cambio recibió como enseñanza fue que los dinosaurios y los unicornios no tenían salida en un mercado orientado hacia el realismo y que nadie le ofrecería trabajo pintando esas cosas.
El consiguiente desencanto sufrido ante estas afirmaciones le llevaron a rebelarse contra el sistema imperante y durante un tiempo su mayor preocupación fue dejarse crecer el pelo tanto como fuera posible, vestir pantalones pirata y dibujar sólo lo que le viniera en gana.
Pero no todo sería malo en la escuela, las oportunidades para visitar museos y para exponerse a toda clase de movimientos y estilos artísticos, influirían en su obra futura, a través de grandes maestros tanto clásicos como contemporáneos.
Por nombrar a algunos, ya que para compilar una lista completa necesitaría un blog dedicado sólo a ello, y ordenándolos cronológicamente, podemos destacar a:
Los maestros del Renacimiento como el italiano Leonardo daVinci, el renacentista por excelencia, cuya obra “La Gioconda” impresionó al joven Blanche más que muchas otras de cualquier otro artista. Los alemanes Durero, con sus oscuros grabados y estilo visionario y Mathias Grünewald, más cercano a la escuela flamenca, del que sería recomendable nombrar su “San Antonio Golpeado por los Diablos”. Y de dicha escuela su máximo exponente Hyeronimus Bosch “El Bosco”, de pintura intranquilizante, a la deriva entre la realidad y la fantasía y al borde de la locura; el tríptico de “El Jardín de las Delicias” es de obligada revisión.
Algo posterior tenemos al holandés Rembrandt, el barroco maestro del claroscuro, imprescindible su “Ronda de Noche”.
Y pasando al movimiento romántico tenemos al alemán Caspar Friedrich con “Abadía en el Robledal” o “El Caminante Entre Nubes”, o al francés Theodore Géricault, autor de “La Balsa de la Medusa”.
Ya a mediados del XIX está el naturalista ruso Ivan Shishkin, con sus paisajes de gran realismo, y también comienza un interés por el arte histórico con representantes como Leon Gérôme, controvertido en su época por la gran sensualidad de su obra, o Lawrence Alma Tadema, con profusión de color y arquitectura casi cinematográfica. Muy importante es el británico Edward Burne Jones, heraldo del nuevo movimiento estético inglés y que estuvo muy relacionado con los Prerrafaelitas, su obra a caballo entre lo fantástico y lo legendario es increíblemente evocadora. Un ejemplo de ello sería “La Seducción de Merlin”.
Por supuesto los Prerrafaelitas, con su retorno a la naturalidad en la pintura y el abandono del tecnicismo reinante en su época, influyeron poderosamente en el arte de John.
Con el cambio de siglo llega una nueva clase de artista, y la denominación ilustrador. Ya no es sólo el mito o la leyenda, también entra en juego la fantasía, y le sacan provecho gente como Arthur Rackham o los Robinsons.
Y de sus contemporáneos nombraremos a Patrick Woodroffe con sus paisajes imposibles, al francés Roland Cat, o Jim Burns, que también colaboraría con Games Workshop más adelante.

En aquellos días descubrió el lápiz de dibujo técnico, que unido a sus acuarelas le permitía un acabado más detallista sin perder los volúmenes con los que solía jugar usando sus colores habituales.
En 1970 termina sus estudios en la Escuela de Arte, y la última enseñanza que recibe antes de salir por sus puertas es –“Sal fuera y busca tu propio estilo” Esto le resultó particularmente gracioso, ya que precisamente es lo que ya tenía, pero como el mismo dice –“Era una frase muy frecuente en aquel tiempo”.


Fotos ilustraciones:
1ª izquierda: Gunderwald
2ª derecha: Running Man
3ª izquierda: The Barbarian

sábado, 7 de noviembre de 2009

Consolidación


Y así llegó el Verano de 1978.

Consolidar lo ganado era un trabajo diario y la principal preocupación de Ian y Steve aquellos días.
Para empezar Ian tomó una serie de decisiones capitales en el desarrollo de la revista de la casa. La White Dwarf ganaría, al menos aparentemente, una gran independencia sobre Games Workshop con la incorporación al departamento editorial de Don Turnbull, que pasaría a editar sus propios artículos, y de Albie Fiore, también conocido como Taupi, cuya experiencia pasada como máximo responsable de la revista “Games & Puzzles” marcaría un antes y un después en la imagen del magazine, con la renovación del diseño, la publicidad e incluso de la presentación y embalaje.
Sería, no sólo un lavado de cara, sino también toda una reconstrucción de su engranaje.

El número 7 de Junio/Julio del 78 contaría con la primera portada a color de su historia a cargo de John Blanche, cuyo uso del color en las ilustraciones empezaba a ser muy reconocido. El número de páginas crecería para dar mayor cabida a la publicidad y el precio se incrementó hasta los 60 peniques. Incluso el nombre sufrió un cambio al pasar a ser “White Dwarf The Science Fiction & Fantasy Games and Miniatures Magazine”.
En esta entrega, aparte de comprobar la masiva respuesta a la serie The Fiend Factory de Don Turnbull (según sus propias palabras, su mesa de trabajo había quedado sepultada bajo pilas de cartas describiendo monstruos), el propio Gary Gygax escribía un artículo titulado “Pensamientos sobre la proliferación de objetos mágicos en D&D”. Baste decir que describía la actualidad de su trabajo en el juego y “rebatía” las quejas de algunos jugadores sobre el exceso de ítems demasiado poderosos a disposición de los aventureros.

Una de las iniciativas que tomaron los dos amigos, fue contratar más personal, necesitaban gente que conociera el mundillo y que además pudieran aportar algún valor añadido. Por ejemplo tener experiencia o conocimientos en el sector financiero (para un puesto de carácter administrativo), o habilidades artísticas que pudieran ser usadas en futuros proyectos de la casa.

Tras la publicación del D&D de edición puramente británica, repitieron experiencia con el Monster Manual, de nuevo en pasta blanda, lo que reducía considerablemente el coste para el comprador. Y además cambiaron el logotipo de Mickey Mouse por el de Faerie, más elegante y estilizado.

Mientras tanto ya se oteaba en el horizonte una nueva edición del D&D Day, sólo que esta vez se llamaría Dragonmeet, ya que no iba a girar exclusivamente en torno a Dungeons & Dragons y englobaría muchas más vertientes del ocio. Por si fuera poco también tenían que preparar el cuarto Games Day para finales de año. Y todo esto se haría desde la oficina de la planta superior de la tienda, que ya empezaba a parecer un verdadero cuartel general para Games Workshop.


Fotos superiores: portada y contraportada White Dwarf 7
Foto inferior izquierda: logotipo Faerie GW