sábado, 23 de enero de 2010

El Día de los Juegos (Games Day IV)


El Sábado 28 de Octubre de 1978, de nuevo en el Seymour Hall de Londres, se celebró la cuarta edición del Games Day. Y una vez más se repitió el éxito de participación, en esta ocasión con una asistencia superior a los 2500 visitantes, alcanzando la primera posición en el ranking británico de los salones dedicados al ocio y siendo superado a nivel mundial solo por el Origins americano.

Un año más el considerable espacio de la sala se repartía entre las mesas de los distintos clubs y asociaciones, sin cuya colaboración sería imposible haber llevado a buen término semejante proyecto. Hemos de mencionar, por prestar su incondicional apoyo, a los grupos: South London Warlords, Harlow Wargames Group, Naval Wargames Society, Chestnut Lodge Wargames Group, Basingstoke Sorcerer’s League, Skirmish Wargames, London Go Centre y la London Draughts Association.
Las mesas de juegos organizados recreando batallas a gran escala o refriegas menores a escala volvían a llamar la atención del público de una forma muy poderosa, debido probablemente a su espectacularidad. Había demostraciones de batallas por la Tierra Media, de las Guerras Zulúes o de batallas aéreas entre biplanos de la Primera Guerra Mundial, compartiendo espacio con duelos en el Salvaje Oeste y carreras de carros. En otras mesas tanques de la Segunda Guerra Mundial maniobraban a través de los campos de Rusia y grandes flotas de buques de guerra se cañoneaban a base de bien. Pero la mesa que más curiosos atrajo posiblemente fue una en la que se celebraba una carrera de coches en miniatura, concretamente el Grand Prix de Francia.

Hubo más de veinte puestos de venta, cuyos responsables quedaron muy satisfechos. Incluso algunos de ellos se acercaron a Ian y Steve para felicitarles por su trabajo y a confesarles que ¡habían batido el récord de ventas de sus respectivas tiendas en una convencion!. A esto sin lugar a dudas debió ayudar el hecho de que se había aprovechado el evento para lanzar varias importantes novedades, entre ellas el “War of the Ring” de SPI o la versión británica en tapa blanda del “Manual del Jugador de AD&D” de Games Workshop, y sin olvidar la gran cantidad de miniaturas lanzadas por diferentes marcas y recién salidas de las salas de fundición.

En cuanto a las diferentes actividades que figuraban en el orden del día se podía elegir visitar la Esquina de las Computadoras, donde instalados en tres microcomputadores estaban los juegos “Death Star Attack” y “Star Trek”; o bien la Esquina de los Inventores, donde los diseñadores de varios juegos de mesa daban a conocer sus creaciones a cualquiera que quisiera pasar un buen rato de juego y charla. Aquí se encontraban Eric Solomon con su juego “Spellmaker”, David Wells con el “Checkpoint Challenge” y David Parlett con su “Ninety Nine”.

Una interesante novedad introducida por los dos compañeros fue la presencia de un invitado especial, en este caso Scott Bizar, quién por aquel entonces era el director de Fantasy Games Unlimited, y que pasó el día intercambiando opiniones con los aficionados, cerrando acuerdos con distribuidores y lo más importante, entregando los premios de las competiciones y concursos de la jornada.
Entre estas competiciones destacamos la de D&D con su habitual aglomeración de participantes y que fue ganada por J. Baillie, la de Cosmic Encounter donde quedó primero D. Thorby. Y en el apartado de video juegos los premios se concedieron a Mr. Donovan en “Death Star Attack” y a H. Robertson en “Star Trek”.
Y un mención especial merece el torneo de pintura, cuyos jueces Shaun Fuller y el ya conocido Steve Kemp habían pasado el día en una mesa demostrando sus habilidades y ayudando a otros a mejorar las suyas. Finalmente los premios de esta competición se repartieron entre Nick Bibby (otro futuro nombre asociado a Citadel) y Mr. Chandler, ambos empatados en el primer puesto de la categoría Miniatura de 25 mm., D. Mills ganador de la de 54 mm. Y en Diorama el vencedor fue Mr. Wiggley.


Ian y Steve habían superado todas sus expectativas y el Games Day ya era un evento consagrado, con largos años aún por llegar. Naturalmente los preparativos para el año siguiente comenzarían a plantearse algunas semanas después, pero los dos amigos ya tenían nuevas ideas bullendo en sus cabezas para el Games Day V.

Foto superior izquierda: el evento en todo su esplendor
Foto superior derecha: Eric Solomon (a la derecha) enseña a jugar a Spellmaker
Foto central: Scott Bizar entrega un premio del concurso de pintura
a Nick Bibby, detras suyo: Ian, Albie y Steve

Foto inferior izquierda: una de las entradas en la categoría de Dioramas
basada en Battle Star Gallactica

Foto inferior derecha: el Conan esculpido desde cero de Nick Bibby, con el
que ganó la categoría de 25 mm.

sábado, 16 de enero de 2010

A caballo entre 1978 y 1979

Entre finales de 1978 y principios de 1979 los dos compañeros invirtieron una cantidad enorme de esfuerzo y, ¿por qué no decirlo? de dinero, en mejorar la empresa.

El volumen de trabajo en la tienda era excesivo para ser soportado por un par de dependientes solos, y las cada vez mayores necesidades administrativas requerían de un tipo de ayuda más especializada. La solución pasaba por contratar más personal, para lo que empezaron publicando varios anuncios en sucesivos números de la White Dwarf ofreciendo la incorporación a distintos departamentos como eran administración y contabilidad, dependiente y encargado de tienda. Para optar al puesto los aspirantes debían contar con ciertas cualidades extra. Un buen conocimiento del hobby era algo fundamental, pero también la predisposición a participar en grupos de prueba de juegos nuevos o la de colaborar en la organización de eventos y acudir a ferias nacionales. Y si además aportaban alguna habilidad artística o de cualquier otra clase utilizable a la hora de diseñar juegos o ayudas para estos, esta sería muy tenida en cuenta.
La planta superior de la tienda se había convertido en algo más que el centro nervioso de Games Workshop, también era el corazón de la revista White Dwarf y se planteaba como la futura sala de pruebas para un estudio de diseño dedicado a los juegos de Ciencia Ficción y Fantasía. Gente como Albie Fiore se habían convertido en asiduos de la oficina y trabajaban codo con codo con Ian en la elaboración del magazine. Particularmente la ayuda de Albie se estaba convirtiendo en imprescindible debido a su experiencia previa en las funciones editoriales.

También comenzó una nueva era para los dos amigos al incorporarse al “avanzadísimo” mundo de las empresas informatizadas tras comprar un microcomputador PET gracias al cuál se agilizaría increíblemente el control del inventario de la tienda y se facilitarían las tediosas labores contables. Para cubrir el puesto administrativo contrataron a Vickie Jackson, tras lo que se hizo evidente otro problema que les venía persiguiendo desde que Games Workshop comenzara sus andanzas: el espacio. El control del stock estaba solucionado, el verdadero problema era que ese mismo stock ya casi no les cabía en la tienda. La más que importante cantidad de pedidos por correo que recibían diariamente les obligaba a tener un gran remanente de productos en existencia y el pequeño almacén de esta no daba ya a basto para contenerlo. Una vez más la solución pasaba por reinvertir los beneficios en alquilar un nuevo local que hiciera las veces de almacén y con el paso del tiempo tal vez sumarle alguna otra función. No tuvieron que esperar mucho antes de encontrar el lugar idóneo lo suficientemente cerca de la tienda como para satisfacer las necesidades del traspaso del material (incluso con el paso del tiempo algunos clientes que no encontraran el producto deseado en Dalling Road serían invitados a acercarse al almacén para que lo buscaran por si mismos, como si de un supermercado del ocio se tratara)

En cuanto a lo que se refiere a la propia tienda Ian y Steve necesitaban delegar la responsabilidad de su dirección en alguien con experiencia que actuara como manager y para este puesto fundamental encontraron a Peter Darvill-Evans, quien había sido dependiente jefe de Games Centre, y para apoyar su gestión contrataron a Colin Reynolds con el cargo de subdirector. Juntos aportaron un nuevo aire a la tienda haciendo suya la idea de Ian de que no fuera solo un lugar al que acudir a comprar juegos, sino donde aprender a jugarlos y empaparse de ambiente lúdico. Bajo su dirección la tienda pronto sería conocida como el “hogar” de los juegos de fantasía británicos y sería regularmente visitada por cientos de aficionados, incluyendo una buena parte de visitantes extranjeros.

Las colaboraciones por parte de jóvenes deseosos de participar aportando su granito de arena en la forma que fuera se hicieron muy comunes. Tenemos el caso de, por ejemplo, un jovencísimo Jes Goodwin cuya labor como pintor freelance le permitía ganarse una pequeña paga y una muestra de su incipiente talento se exponía en la vitrina de miniaturas de la tienda, su nombre hoy en día es sinónimo del diseño de miniaturas más exitosas de Games Workshop, pero en aquel entonces su primera aproximación al mundo del miniaturismo fue como pintor. También dos hermanos con una cierta habilidad a la hora de esculpir miniaturas acabaron trabajando a tiempo parcial para Ian y Steve. Se trataba de los gemelos Michael y Alan Perry, dos apasionados de la historia militar, para quienes Games Workshop fue el trampolín que los catapultó al mundo profesional de la escultura.

Y es en este momento de las postrimerías del año 78 cuando se firma un muy beneficioso contrato en exclusiva con la compañía de miniaturas americana Ral Partha, por el cuál Games Workshop se reservaba el derecho de producción de las gamas de dicha marca. Estas además serían fabricadas en la propia Inglaterra desde donde se distribuirían a nivel europeo. Y el acuerdo también incluiría un anexo de reciprocidad para que, en el caso de que los británicos tuvieran su propia línea de miniaturas, Ral Partha pudiera incluirla en su catálogo y distribuirlas por todo EEUU.
A este fin Ian y Steve, pensando en invertir en su propia marca, buscaron la ayuda de un experto en la materia que les asesorara en lo referente a la fundición de miniaturas. Este fue un viejo conocido de ambos cuyos proyectos miniaturísticos ya se habían reseñado en la revista, su nombre era Bryan Ansell.
Con Bryan embarcado en esta nueva aventura empresarial comenzaron a negociar los términos de la colaboración tras lo que rápidamente comenzó la producción.
Pero estos primeros movimientos eran solo una fase previa a la fundación de Citadel Miniaturas. Uno de los primeros pasos consistía en buscar diseñadores y con su ayuda crear la que habría de ser la primera línea de miniaturas de esta marca. Pero esta parte de la historia la trataremos a fondo un poco más adelante…

Mientras tanto el mercado de los juegos seguía su curso, y en este momento la novedad más importante fue el lanzamiento del Advanced Dungeons & Dragons, del cuál Games Workshop se aseguró que saliera su propia versión británica en tapa blanda.
Otra novedad de la tienda de Hammersmith fue la inclusión en el catálogo de videojuegos de Atari. Tanto Ian como Steve consideraban los ordenadores como un campo del ocio muy interesante y con un increíble futuro, así que desde un primer momento contaron con ellos en su visión del mercado del ocio.

La revista de la casa continua sus andanzas con la publicación de su número 10 con fecha entre Diciembre del 78 y Enero del 79, con portada de Eddie Jones. En ella continua el relato “El Valle de los Cuatro Vientos” y surge un rumor de lo más interesante sobre la posibilidad de ver, en un futuro no muy lejano, un juego basado en el mismo usando las miniaturas que lo inspiraron.

Y no nos podemos olvidar de reseñar la celebración del evento Games Workshop por excelencia, el Games Day...

Foto superior izquierda: Ian en su puesto de editor
Foto superior derecha: la oficina en Dalling Road con, de abajo a arriba: Vickie Jackson con el microcomputador PET, Steve Jackson, Albie Fiore y, casi oculto entre las sombras de blanco y negro, Ian Livingston en su puesto.
Foto central izquierda: Colyn Reinolds reorganizando la tienda.